Decálogo de la buena bollera, quinta entrega: Al volante

A menudo hablan de la relación tan peculiar entre los hombres y ... los coches. Sin embargo... la relación entre las bolleras y los automoviles sigue siendo un campo poco estudiado y eso que ... hay mucho material que abordar. Como siempre... ¡hablamos de todo, menos de medias tintas! Somos radicales. Ni de Marte, ni de Venus. Nosotras por lo menos de Plutón (noveno pseudo-planeta del sistema solar)


Podemos hablar de dos polos bien diferenciados y un caso más extraño.

1. Por una parte tenemos el tipo "si tiene volante yo lo conduzco" - Es el tipo de bollera que cuando le pides que conduzca tu coche porque tú has bebido un par de copas de más te dice: No hay problema - mientras saca sus guantes de conducción que llevaba en el bolso "por si acaso". Lleva su coche lleno de pijadas a juego. Una pegatina que ponga "nacida para conducir" es otra prueba irrefutable. Suele sufrir transformaciones de carácter. Por eso se pinta sólo la uña del dedo corazón que exhibe al resto de conductores y les suele dedicar piropos con clase a las chatis, tipo: quien fuera limón para exprimirme en tu almeja.

2. Por otro lado tenemos a la "no me saco el carnet porque me considero joven para morir". Deciden que tienen que levantar el país haciendo uso del transporte público. Son deportistas por naturaleza y por eso aprovechan siempre que pueden para correr (detrás del bus), hacer ejercicios de barra fija (sin temor al alcoholímetro) y ejercitar la lengua con conversaciones con los taxistas. Aman las bicicletas y lo más cerca que están de un coche es cuando ligan y les dicen: tengo el coche aparcado fuera. A veces acaban por sacarse el carnet y entonces.. se sorprenden de que TODOS los coches vayan en dirección contraria mientars ellas canturrean despreocupadas sin saber que como un enfermo de urgencias: morirán con el volante en la mano.

3. El tercer tipo es el de Sundrah. Utiliza el coche como nevera portátil, así cuando llega al bar ya va chuza y lo que se gasta en gasolina, lo ahorra en copas. No teme encontrarse con controles de alcoholemia, son los controles las que las temen a ellas por los miles de alcoholímentros que fallecieron intentando averiguar su tasa, descansen en paz. Cuando te llevan a casa mientras tú intentas tirarte en marcha ellas te piden que les abras una lata y les enciendas un cigarro. Mensaje para Sundrah: ¡¡Reina moraaa!!

Recordar: Precaució amigo conductor... Y hasta aquí la quinta entrega del Decálogo de esta semana.

...