Relato. Bollos poco horneados: La manca, parte II

Llamé a Gloria al día siguiente y la invité a tomar un café. Parecía bastante sorprendida. A la luz del día resultaba una chica monilla. Pelo oscuro, ojos más oscuros, eye liner negro marcando su profundidad, un piercing en el labio, rayas en la ropa y...¡¡ las manos en los bolsillos!! (Las presuntas dos manos, claro) Imaginaba que algo así podía pasar..

--Me soprendió tu llamada
--Bueno, es que me gustó la conversación del otro día y dije..
--¿Conversación? Si casi no hablamos
--Pero lo que hablamos, me llegó, me llegó mucho
--Hum.. gracias

La conversación avanzaba a trompicones. Yo hacía cuanto podía para vislumbrar formas en los bultos de la chaqueta, donde estaban los bolsillos, para tratar de adivinar si lo que tenía en ellos eran falanges. Pero era díficil. Sobre todo por sus otros dos enormes bultos, mucho más llamativos y que distraían mi atención a cada momento. Pero yo tenía un plan B.

--Te he traído un regalo
--¿En serio? Jo, eres una caja de sopresas - contestó Gloria.
--¿Te gusta?
--Eh..si, están bien
--Póntelos ¿no?
--Bueno, no pensaba...
--Mujer, no seas así. Póntelos a ver si he acertado
--Sí seguro que es así..
--Pero ¿por qué no te los pones? ¿Hay alguna razón?
--¡Pues sí! Son unos guantes de lana y estamos en julio. Pero si insistes..

Juro que el tiempo se paró. Hizo el ademán de sacar las manos de los bolsillos. Durante la velada sólo había sacado la derecha para agarrar la taza de café.. Pero quedaba la gran incógnita..¡¡ la izquierda !!

--¿Gloria? - Se oyó una voz tras de mí
--¡Ay! ¡Edu! ¿Qué haces tú por aquí!
--¡Mierda! - se me escapó
--¿Perdona? ¿Te pasa algo? - me preguntó Gloria ante la cara de sorpresa de su recién encontrado amigo.
--Nada, nada.. que me acabo de acordar de algo.

Continuará...

...